El pasado mes de julio asistí a uno de los “Diàlegs d’Estiu” organizados por la Conselleria de Transparència donde los dirigentes del gobierno valenciano daban cuenta de su gestión y respondían directamente a la ciudadanía. Fue en la ciudad vecina de Elda y su protagonista, Vicent Marzà, Conseller d’Educació, Investigació, Cultura i Esport. Durante dos horas, el conseller hizo balance y dio argumentos y respuestas a quienes le preguntaban, pero me llamó la atención especialmente una anécdota que contó. Dice que cuando recibió la noticia de que iba a ser conseller, la compartió con un amigo íntimo suyo, que había sido alto cargo del PP, y éste le dio un consejo: “para permanecer en el gobierno, hay que decir lo que la gente quiere oír y hacer poco”. Un consejo que no le sirvió al conseller, puesto que su aspiración ni creo que la de nadie de este Consell es “permanecer en el gobierno” porque sí, sino “transformar la sociedad” y esto último, no se consigue hablando sino actuando.

Es por ello, que ante la cruda realidad que muestra que solo un 6% de los escolares valencianos dominan el inglés y tan solo un 30% dominan una de las lenguas oficiales de nuestro territorio -el valenciano-, el conseller decidió tomar cartas en el asunto e impulsar un plan que acabe con esta situación, que resulta gravemente discriminatoria para muchos de esos escolares que se encuentran después con grandes dificultades en su vida laboral o universitaria por no conocer nuestra lengua propia o el inglés. Hubiera sido más fácil hacer unas declaraciones sobre la importancia del inglés, el chino mandarín o el sistema educativo de Finlandia y quedarse ahí; pero no es esta la forma de hacer política en Compromís y por eso, en base al compromiso adquirido con la ciudadanía por los tres partidos que apoyan al Consell, Vicent Marzà tiene el empeño y la obligación de conseguir un mejor sistema educativo que garantice la igualdad del alumnado, sean de la comarca que sean, elijan el centro que elijan y tengan o no recursos para pagarse una academia. La reducción del número de alumnos por aula, el aumento de plazas en las oposiciones para contratar docentes y estabilizar las plantillas, la contratación de auxiliares de conversación nativos en todos los colegios públicos, las becas para estancias en el extranjero o la creación de miles de plazas en las Escuelas Oficiales para la mejora del nivel de idiomas del profesorado son solo algunos ejemplos que demuestran que su apuesta por el plurilingüismo real y por una educación mejor no es únicamente de boquilla y va mucho más allá que un solo decreto.

Ante esta actitud, la de impulsar políticas valientes que buscan mejorar la vida de la sociedad valenciana, está la otra, la de “hablar mucho y hacer poco”, una actitud de la que podemos encontrar algún ejemplo reciente en nuestro ayuntamiento gobernado por UPyD y PP. Concejales que cobran un sueldo público, en ocasiones por gestionar partidas presupuestarias ridículas, y optan por la ley del mínimo esfuerzo y culpar a la ciudadanía de sus fracasos o su falta de iniciativa.

 

Carles Sala Penalva, regidor de Compromís per Novelda